[Veglison 1997:243]: Arma y perfume
Saben las puntas de las lanzas que, / en la sed, yo soy su
garante.
La punta de la pluma sabe / que, con ella, doy en el
blanco
del discurso refinado. / Mi confidente del día es
el sable tajante,
y mi contertulio de noche, / aquél a
quien escribo.
Las yemas de mis dedos / no están ungidas
con azafrán
ni mi lanza con él perfumada. / Mi
lanza tiene una fragancia
que avergüenza a la flor del jardín:
/ el rastro que en ella dejaron cuellos y riñones.
(Metre tawîl, rima bâ.
Abbâs, I. : Tarîhu_ladabi_landalusî,
Beirut 1978, 112)